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lunes, 11 de junio de 2012

¿Hasta dónde debe llegar el Estado?

El papel del Estado en la sociedad es crucial, siendo este el que determine según su naturaleza que tipo de sociedad se va a dar, desde una sociedad igualitaria a una dictadura totalitaria.
En principio, debemos diferenciar dos posturas: una en la que el estado tiene un poder mínimo en el que apenas puede regular la economía dando así un sociedad basada en la propiedad privada y la riqueza que acabarán por repartirse de forma desigual jerarquizando la sociedad, o un estado que actuará como eje central en esa sociedad con un poder enorme en busca de una sociedad igualitaria, pero hemos visto  a lo largo de la historia que ese poder desmesurado en manos de unos pocos acaba por degenerar en una dictadura.

Pues bien, lo que yo persigo es una sociedad igualitaria, y que mejor forma de Estado para este propósito que el Estado socialista. Sería ilógico pensar en un Estado Liberal ya que este, por su propia naturaleza, es el causante de las diferencias sociales. Al no haber un poder que regule la economía, puede darse el caso en que una cantidad de poder enorme se junte en unas pocas personas. Ese poder desmesurado que consiguió esa empresa tendrá gran impacto en la sociedad a la que pertenezca, es decir, las acciones de dicha empresa tendrán un impacto directo sobre la sociedad. Solo hace falta ver el presente en que unas pocas multinacionales pueden hundir o sacar adelante a un pais. Es ilógico que dejemos que estas desigualdades se den fácilmente.
Es necesario un poder que se encargue de mantener una igualdad, que regule los intercambios económicos, que impida que la riqueza se concentre en algunos estratos sociales, que ofrezca las mismas oportunidades a todos... El eje central de la sociedad igualitaria debe ser el Estado.
Llegados a este punto, para conseguir la sociedad igualitaria de la que estoy tan convencido, no queda otra que eliminar el principal motivo de desigualdad, la propiedad privada y la riqueza, así, quien menos tiene no se verá obligado a trabajar para el que más tiene, sino que el trabajo ahora se traducirá en un bien común para todos. Si ya no hay riqueza que recibir a cambio de nuestro trabajo,este tendrá como única finalidad beneficiar a  la sociedad. A simple vista esto sería como trabajar gratis, como si no recibimos nada por nuestro trabajo, pero en el momento en que pertenecemos a una sociedad y trabajamos con el objetivo de volverla una sociedad mejor, estamos recibiendo beneficios directos aumentando no sólo nuestra condición, sino la de todos que pertenezcan a esta sociedad.
Esta sociedad igualitaria debe estar fuertemente culturizada y estar abierta a un diálogo constante entre sus integrantes. Esto se conseguirá mediante una educación preestablecida que será uno de los puntos fuertes de esta sociedad que propongo. Lógicamente,sería desarrollada e implantada por algún sistema estatal y, en principio, con esto conseguiremos en parte prescindir de otra funciones del estado, como es su función represora y de castigo ya que una sociedad debidamente culta en un sistema igualitario rara vez dará conflictos que haya que resolver, pero ojo, no digo de eliminarlos totalmente, ya que se pueden dar conflictos por motivos irracionales y han de ser resueltos, pero no mediante castigos, sino aconsejando y orientando. Los castigos quizás sean prescindibles ya que el ciudadano sabio de esta sociedad será lo suficientemente racional para ver su error y corregirlo, aunque tenga que ser advertido por un órgano estatal, este acabará por darse cuenta y lanzarse de nuevo al bien común.
Pues bien, el gran problema de esta sociedad y de este estado con un poder tan grande reside precisamente en quien debe dirigir dicho estado. Este tema es de extrema importancia ya que podríamos caer otra vez en esas utopías no tan utópicas que basaban su estructura en el socialismo, pero que acabaron convertidas en verdaderos infiernos dictatoriales como fue la Rusia de Stalin.
Si el Estado está integrado por unas pocas personas en una sociedad enorme, el poder que manejan será de proporciones exageradas que acaba por corromper y alejar del propósito inicial a sus dirigentes, convertidos ahora en tiranos. Es por esto que pienso que el Estado debe estar integrado por todos, pero que ese todos no pueda ser un número excesivo de personas. Para esto, debemos olvidar un estado que abarca todo un país y considerar, por ejemplo, las ciudades estado. En estas habrá una participación directa en la vida política y se podrá decidir las medidas que ha de tomar el estado de forma mucho más efectiva. La organización de una sociedad con pocos habitantes será mucho mejor, ademas de que las propias funciones del Estado serán fácilmente aplicables.
La idea que propongo ahora es totalmente utópica e irrealizable pero gozaríamos de unas ventajas increíbles aunque por la magnitud del asunto, como ya he dicho, es irrealizable. Esta idea consistiría en que todos los Estados acordarán entre sí un único objetivo global en busca del bien común  y que entre estos Estado haya un flujo constante de cultura, avances tecnológicos e información. Lógicamente es totalmente irrealizable, por las barreras geológicas, los posibles choques entre culturas y por la simple magnitud de este proyecto.
Podríamos simplificar esta idea siendo sólo los Estados cercanos en un mismo lugar los que mantengan fuertes relaciones, beneficiándose así entre ellas.

En resumen, el Estado debe ser el eje central de la sociedad, teniendo un poder total sobre la misma y es por eso que, para evitar injusticias y alcanzar el bien común, debe estar compuesto por todos y cada uno de los ciudadanos, con lo cual será necesario una sociedad pequeña como son las ciudades estado. Este Estado alcanzará todos los aspectos de la vida política, tanto educación, sanidad, comercio... pero tendrá como principal objetivo la comodidad e integridad de los ciudadanos y la instauración del igualitarismo. Además, deben existir relaciones culturales entre los diferentes Estados de un mismo territorio, consiguiendo así un beneficio enorme ya que los avances que ha conseguido un Estado beneficiaría a otro Estado y este a su vez beneficiará al otro con sus propios avances.

1 comentario:

  1. Como siempre, Unai, magnífica entrada. No pienses que las ideas "utópicas e irrealizables" son inútiles, sirven, al menos, como ideas regulativas que orientan la acción política: igual no es posible llegar a la meta pero al menos sabemos qué dirección tomar.
    Saludos

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