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sábado, 30 de marzo de 2013

2+2=5

Podemos considerar nuestra mente como una hoja en blanco sobre la que formamos nuestro conocimiento, nuestras ideas y pensamientos. Recibimos miles de percepciones y experiencias las cuales conformarán nuestro pensamiento. Lógicamente nuestra mente no alberga todo lo que percibimos, si no que realiza una selección. Este proceso vendrá marcado por la intensidad y la continuidad de lo percibido, es decir, cuando tenemos una experiencia muy intensa, es obvio que esta nos impacte en mayor proporción, que sea un determinante fundamental de como se forme nuestro pensamiento en el futuro. Por otro lado, la continuidad será otro factor fundamental, es más, creo que es este el principal motivo por el cual se forma el pensamiento colectivo, es decir, un gran número de personas con un mismo modo de vida y en un mismo entorno tienden a tener pensamiento comunes por el hecho de recibir experiencias similares y continuas.
Por lo tanto, el pensamiento, nuestra forma de ser, viene estrechamente ligada a las experiencias que hemos recibido a lo largo de nuestra vida. Entonces ¿Pueden usarse nuevas experiencias para modificar la conducta de las personas? Utilizando experiencias muy intensas y continuas, podríamos llegar a romper incluso los pensamientos más lógicos de una persona, volver a alguien completamente distinto a quien era anteriormente.
Estas técnicas, el usar fuertes e intensas sensaciones para modificar la conducta de una persona, han tenido y tienen gran presencia en multitud de obras literarias y cinemáticas. Por ejemplo, en el libro "1984" de Orwell, vemos como al protagonista, Winston Smith, es sometido a una intensa tortura, como O´Brien le aplicaba descargas eléctricas de una altísima intensidad. Con ello, pretendía que Winston Smith dejara de ser el, que aceptara todo lo que el partido ordenara por encima de lo que dictara su razón. La extrema intensidad de la experiencia llego a cambiar su pensamiento de tal modo que acepto algo imposible, ilógico e impensable como es el enunciado 2+2=5. Vemos aquí un claro ejemplo de como la intensidad podría llegar a deformar la mente de una persona, de moldearla a voluntad. Quizás no a los niveles que vemos en la obra de Orwell, pero seguramente no sea nada descabellado asegurar que mediante intensas experiencias podamos cambiar la personalidad de las personas.
Tras esto, también conviene ejemplificar el otro gran factor, la continuidad. Siguiendo con las obras distópicas, nos encontramos con un perfecto ejemplo en la obra de Huxley "Un mundo feliz", donde se condicionaba el pensamiento de las personas mediante infinitud de repeticiones de mensajes. Si durante un largo periodo de tiempo recibes un mismo mensaje, tu mente recibirá esa experiencia una y otra vez y por fuerza acabaras por tomarlo como una verdad incuestionable. En cierto modo, esto podemos verlo en la realidad, en nuestra propia sociedad, donde se repite continuamente desde nuestra mas tierna infancia que es lo que esta bien y lo que esta mal y, con mayor o menor efectividad, pasamos a considerar estas "ordenes morales" como totalmente ciertas.
Por último, añadiré un ejemplo en el que confluyen tanto la intensidad como la continuidad. En la famosa obra cinematográfica de Stanley Kubrick, adaptación de la novela de Burgess "La naranja mecánica"  vemos como elaboran un sistema para modificar la conducta de aquellos jóvenes conflictivos. Alex, el protagonista de esta obra, un joven adicto a la ultra violencia  es sometido a esta terapia donde abotargan su cuerpo de drogas, causándole un gran malestar, poniéndole a continuación horas y horas de películas de ultra violencia. Como es lógico, acaba relacionando el malestar de las drogas con las imágenes de violencia, rechazando una parte de si mismo que le definía completamente. Además, al ir acompañadas las imágenes de música de Beethoven, pasara de adorar las obras de este gran compositor a no poder escucharlas debido al gran rechazo que estas le producen.
En resumen, siendo las experiencias las que conformaran nuestro pensamiento y forma de ser, tanto la intensidad como la continuidad de estas serán los principales factores que formen la mente de las personas, teniendo la capacidad de utilizar nuevas experiencias de intensidad y continuidad elevadas para cambiar el pensamiento de las personas.
Estas practicas pueden dar tanto grandes beneficios para la sociedad como terribles consecuencias, desde formar sociedades aparentemente solidas y perfectas a jugar con las personas como meras marionetas incitándoles a realizar acciones en beneficio de unos pocos.
Para finalizar, a pesar de los beneficios que podamos obtener de estas prácticas, no veo para nada adecuado considerar la mente de las personas como algo que podamos modificar a voluntad, aunque ciertamente esta herramienta es continuamente usada por la sociedad como puede ser, por ejemplo, en el ámbito publicitario, educativo, político...

1 comentario:

  1. Magnífica entrada Unai. A esto me refería en clase: enlazas la filosofía empirista, con la literatura y el cine creando un pequeño ensayo. (También podías añadir la psicología, el conductismo de Skinner)
    Saludos

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